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Carta a Emilia

Querida Emilia,

El día de hoy cumples tu primer año de vida. Tú no recordarás este día, pero quiero que sepas que es un día muy especial para mí. Me hace recordar que hace un año te abracé por primera vez en la sala de cirugía, exhausta de un parto largo y difícil. También me hace pensar que no conoces más que este mundo abatido por la pandemia y me pregunto cómo será cuando seas una persona adulta. 

Cuando comencé a escribir esta carta fue difícil encontrar qué decirte. No me faltan temas de conversación, pero me cuesta trabajo imaginar el tipo de persona que serás y qué intereses tendrás. A falta de esa información decidí regalarte una radiografía de mi mente. Pienso en esta carta como una oportunidad para imaginar tu futuro y espero que algún día te dé la posibilidad de imaginar mi pasado. 

Cuando imagino tu futuro, deseo que crezcas a ser una persona capaz, independiente y empática. Espero que no confundas mi deseo con una expectativa; debes saber que no tienes obligación de satisfacer lo que yo quiero para ti. Quiero expresarte este deseo por qué pienso en él como un objetivo y el acto de formularlo fortalece mi responsabilidad de ayudarte a desarrollar tu pensamiento crítico y a que alcances estabilidad emocional.

Todos los padres enfrentan algún sentimiento de responsabilidad con sus hijos, pero cada uno decide poner énfasis en distintos aspectos de la crianza. Una de las recompensas del duro trabajo de ser madre (o padre) radica en poder perpetuar los valores que uno considera importantes a través de los hijos. Yo creo en la importancia de inculcarte valores éticos que contribuyan de manera positiva a la humanidad y al mundo. También creo que, aunque el enfoque directo no eres tú, ellos tienen el objetivo último de ser benéficos para ti a largo plazo y de permitirte ser feliz. Sin lugar a dudas tu papá y yo cometeremos muchos errores al tratar de inculcarte nuestros valores. Te pido que cuando los juzgues lo hagas sabiendo que ellos provienen de la vasta cantidad de cosas que ignoramos en este momento y no de falta de consideración o cuidado.

Es probable que algún día tú también te enfrentarás a la gratificante pero enorme tarea de inspirar y motivar a otros; entonces entenderás que no hay mejor método que ser la encarnación viva de lo que queremos enseñar. Es un método al mismo tiempo simple de describir e increíblemente desafiante de ejecutar. Sé que aprenderás mis respuestas emocionales por simple imitación o reflejo; es abrumador pensar que mi reacción el día de hoy a sentimientos negativos como el enojo o la frustración determinarán cómo enfrentarás problemas en el futuro. Responder de manera productiva en momentos difíciles es una tarea de consciencia continua que en los peores días no consigo exitosamente. 

En los mejores días, me imagino a misma como la líder de nuestra pequeña tribu llamada familia; una líder que debe guiar tu camino con su recorrido, pero sin obstruir la progresión natural de tu propio trayecto. Sin importar el ánimo del momento, todos los días trabajo derribando las barreras y los pensamientos limitantes que la sociedad me ha impuesto para que esos obstáculos no existan en tu mente. Tengo la convicción y la energía necesaria para ser esa fuerza constructiva en tu vida, sólo tengo que asegurarme de estar presente para actuar como tal.

A propósito de estar presente, nunca antes había tenido dos trabajos de tiempo completo y ahora que es así, me doy cuenta de que no entendía el verdadero valor del tiempo. Es posible que siempre tenía un poco de tiempo de sobra y por lo tanto era un recurso que empleaba de manera generosa en personas o actividades, aun cuando el beneficio para mí era dudoso. El día de hoy, sin importar cómo organice mi agenda, mi tiempo libre nunca es suficiente. Todos los días tengo que hacer elecciones acerca de cómo y dónde invertir mi tiempo. Es un balance delicado que requiere tener prioridades claras; también es una decisión sesgada ya que hay pocas cosas que considero más importantes que pasar tiempo contigo, especialmente después de este primer año de tu vida en el que he percibido la fugacidad de tu infancia.

Este año he disfrutado con inmensa alegría verte reír a carcajadas y explorar el mundo con esa ingenuidad y asombro que perdemos al crecer. Ha sido impresionante ver tu rápido desarrollo motor y cognitivo. Es increíble pensar que toda tu vida se condensa en un solo año. Debo confesarte con tristeza que a veces encuentro difícil recordar tus primeras semanas de vida. Recuerdo las cosas más relevantes con claridad, pero empiezo a olvidar muchas otras, aquellas en las que no pienso frecuentemente. Noté que casi olvido la preocupación que me generaba no saber si ingerías suficiente leche cuando te amamantaba y cómo fueron tus primeras reacciones a ciertos estímulos sensoriales como el agua, la luz de la televisión o el sonido de una motocicleta. Todas esas memorias están siendo rápidamente remplazadas con nuevas preocupaciones, con tus reacciones de hoy en día que son más claras y similares a las de un adulto. Estos pensamientos me hacen preguntarme qué eventos que vivimos ahora serán menos claros en mi memoria el próximo año.

La memoria es una herramienta maleable y bastante imperfecta. Por esta razón, a veces pienso en escribir todos los momentos especiales que paso contigo y que tengo miedo de olvidar. Desisto cuando me doy cuenta de que es imposible hacer una lista extensiva de ellos y que siempre habrá alguno que se me escapará. También he intentado aferrarme a ti en este momento de tu vida a través de fotografías y videos, aun cuando sé que tu vida es un constante fluir y tengo que dejarte ir. He concluido que en el futuro lograré encontrar paz si tengo la certeza que disfruté todos esos momentos mientras sucedían y estaré agradecida de aquellos que si permanezcan en mi mente.

Deseo que la vida me dé la oportunidad de verte crecer y transformarte en la persona que leerá esta carta, esa que hoy no puedo imaginar. Mientras eso sucede, quiero regocijarme en mi fortuna de poder celebrar junto a ti tu primer año de vida, en la dicha de abrazar tu cuerpo de bebé tan tierno y suave.

Feliz cumpleaños, mi querida Emilia!

Sara Tafoya is a young professional and mother. A biophysicist by training, a ceramist by heart, an aspiring author, and a chocolate enthusiast. She spends her time thinking about biotechnology and art, singing lullabies, and making sense of her life experiences.

2 thoughts on “Carta a Emilia

  1. Me encanto tu regalo 💝 para Emilia puedo estar muy segura que es uno de sus mejores regalos 🎁 de su primer año. Muchas felicidades 🎉🎊🎈 Sarita. Bendiciones para ti y tu familia.🤗

  2. Muy bella y conmovedora tu carta a Emilia!, creo que eres plenamente consciente de muchos procesos que pasamos todos y que pones en palabras. Me encantó!. Un abrazo a los tres y muchas felicidades!

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